“Me aventuré a la oscuridad para enfrentarme con mi sombra, y en esa sombra, vi una vislumbre de las profundidades de mi alma” – Waleuska Lazo

Siempre he sido muy exploradora. Estoy cautivada por todo lo que no es palpable para el mundo humano. La primera vez que oí de Ayahuasca fue leyendo un libro sobre el mundo fascinante de la civilización Inca. Me atraen las antiguas civilizaciones más que nuestra vida cotidiana actual. Me intrigó como los Incas hacían uso de esta planta sagrada para alcanzar el mundo de los espíritus. Los Incas usaban y usan Ayahuasca para obtener sanación física, adquirir visiones del más allá y guía espiritual para sus vidas diarias.

Pasé casi dos años investigando temas sobre Ayahuasca. Vi cada documental que podía encontrar en YouTube, y cuanto más aprendía, más fascinada me volvía.  Cuanto más atraída me sentía, más temerosa me hacía. Nunca había usado estimulantes recreativos para alucinar, así que la idea de tomar un psicodélico estaba fuera de mi zona de confort. No me gusta la sensación de perder o renunciar al control. Sin embargo, no podía dejar de pensar en Ayahuasca.

“El destino nos elige. No elegimos al destino”. –Waleuska

Años después, aprendí a través de mi chamán (curandero), que Ayahuasca te elige mucho antes de que tú decidas participar en la experiencia. Esto explica quizás por qué, a pesar de mis miedos, algo más fuerte que yo misma me atraía hacia la planta. Tomó mucho tiempo reunir suficiente coraje para finalmente decidir e ir a emprender una aventura con Ayahuasca. Yo no podía desistir de la idea. Sólo sabía que era algo que tenía que enfrentar. Pero la razón detrás mi obstinación con Ayahuasca era desconocida para mí. Sentía un llamado de la selva.

Si no has oído hablar de Ayahuasca, te daré un relato corto. Ayahuasca es una planta que las tradiciones amazónicas reconocen con un valor potencialmente sanador. El nombre Ayahuasca en quechua, la lengua de los Incas, significa ‘soga de los espíritus’ ya que ayahuasca es la soga que permite que el espíritu salga del cuerpo sin que este muera. Pueblos indígenas amazónicos unzan una combinación de Ayahuasca mezclada con otra planta llamada ‘Chacruna’ que contiene altos niveles de la molécula dimetiltriptamina o DMT y junto con ella, hacen una infusión o bebida. Una bebida poderosa y mágica que los Incas han bebido durante miles de años para alterar su estado de conciencia. A través de esta bebida, puedes abrir una puerta de entrada al mundo de los espíritus para ver visiones, emociones y procesos de catarsis que son únicos para cada persona que la toma. Cada sesión es diferente.

La planta elige que es lo que NECESITAS VER Y CURAR dependiendo donde te encuentres en tu vida emocional. Los efectos pueden durar de 4 a 8 horas dependiendo de la cantidad que tomes.

La peor parte para mí fue su sabor amargo y textura de arena que causa vómitos o en algunos casos diarrea. La ‘purga’ es un aspecto esencial del proceso. Es cómo la planta comienza a limpiar de ti toda la energía negativa.  Ayahuasca se ha vuelto popular en el mundo occidental debido a su habilidad para curar adicciones, depresiones, cáncer, problemas físicos como migrañas, dolores musculares y traumas emocionales. Gente de todo el mundo viaja a la selva cada año en busca de Ayahuasca y sus poderes curativos.

¿Por qué iba yo?

La verdadera razón por la cual mi alma fue arrastrada hacia Ayahuasca no puedo explicar. Sólo sabía que era algo que tenía que vivir. Sin embargo, desde que decidí ir, tuve la esperanza que la planta pudiese ayudarme a sanar de una condición física que había estado luchando durante unos años sin cura. Había visto algunos de los mejores especialistas en Canadá e incluso Nicaragua, sin ningún éxito. Comencé a entender que tal vez, estaba sufriendo de un bloqueo energético y espiritual, y mi cuerpo lo estaba manifestando con una irritación crónica que no desaparecía.

Busqué la ayuda de Ayahuasca para sanar lo emocional como una fuente para curar lo físico.

Investigué todas las empresas en el Perú ofreciendo retiros de Ayahuasca. Había miles. La mayoría de los lugares ofrecen experiencias rústicas: no electricidad, duchas compartidas, y no inodoros propios o de tipo como los que estamos acostumbrados en nuestro país. Muchos lugares que ofrecen el tratamiento de Ayahuasca usan el río y la selva abierta para hacer necesidades diarias,  si sabes a qué me refiero. Esto no iba a funcionar para mí.

No tener mí inodoro propio era un gran impedimento para mí. Y esto se convirtió en el factor decisivo en cuanto a dónde iba a ir. No tenía idea de cómo iba a reaccionar a la planta, así que imaginé tener diarrea y no tener un espacio privado? ¡De ninguna manera!

Finalmente encontré un lugar que cumplía mis criterios. El Way Inn Healing Center. Un retiro ubicado en la parte norte de Huaraz en los Andes de Perú. El Way Inn Healing Center parecía pintoresco, y wow!, tenían electricidad, agua caliente, y mi propia habitación con baño y ducha. ¡Este era el lugar ideal!

Llamé y pagué mi depósito. Yo estaba emocionada. El mismo día que había pagado mi depósito, estaba en mi coche, conduciendo a recoger a mis hijas cuando decidí hacer clic en un podcast en YouTube llamado: ‘Documental, Ayahuasca Metamorfosis’ y me fascinó el documental. Hice un poco de investigación y encontré que la ubicación era en Iquitos y la compañía se llamaba Blue Morpho. Inmediatamente hice averiguaciones sobre la compañía, y me gustó lo que ví.

Llámalo como quieras, pero yo lo llamo guía divina. Creo en las señales, y siempre he sentido la mano de Dios empujándome. Una voz interna me dijo que necesitaba ir a la selva y no a las montañas. Era como si el espíritu de la planta hubiese comenzado a comunicarse conmigo. Mi intuición me dijo que necesitaba estar justo donde la planta crece. Cuanto más cerca estuviese de la planta, más cerca estaría de los espíritus.

El Way Inn, aunque parecía increíble, estaba en las montañas y Ayahuasca no crece allá. Ayahuasca sólo crece en la región amazónica. El Way Inn tampoco prepara su propia bebida de Ayahuasca, en cambio, la llevan ya previamente hecha. Yo quería ser parte del proceso de preparar mi propia bebida. Sentí que era esencial para mí estar lo más cerca posible de la planta.

Llame a Blue Morpho, y como cuestión divina, también tenían electricidad, mi habitación privada, ducha y genial, mi propio inodoro! “No puede ser esta una señal más clara” Me dije a mí misma; Estaba totalmente convencida. Pagué otro depósito. Reservé mi vuelo, y ya estaba lista para ir.

Mis amigos y familiares estaban ansiosos por mi decisión. Mi familia dijo que era una locura y un peligro ir. Estaban asustados debido a las historias de los medios acerca de turistas que murieron después de beber Ayahuasca.

Nada me detuvo. Seguí mi corazón y la guía divina que me habían dado. Hice mis dos semanas de dieta en preparación para Ayahuasca, que consiste en no comer nada frito, no carne roja, no cerdo, azúcar, sal, grasas, alcohol y ni drogas recreativas.  Oh, casi lo olvidé, y no sexo durante dos semanas. No hay problema, yo estaba lista para ir!

Volé de Toronto a Lima y de Lima a Iquitos. Cuando llegué fue sorprendente. Fuí transportada a un mundo diferente. Fue emocionante. La ciudad es sobrepoblada y pobre. Su economía gira en torno a la industria de Ayahuasca. Incluso hay restaurantes donde su menú es la dieta Ayahuasca. Las calles están llenas de ‘motocarros’ que son el medio de transporte más común. Un motocarro es una motocicleta de tres ruedas, ensamblada con una pequeña cabina en la parte trasera. Hay miles de ellos. Ni siquiera sé cómo conducen.

Simplemente se amontan en un solo carril, entre más de ellos alcancen en la carretera mejor.  Es angustiante ver como manejan sin chocar entre ellos.

A las 8 de la mañana del día siguiente, conocí el equipo de Blue Morpho en el vestíbulo del hotel. Nos dieron la bienvenida y nos hablaron de lo que iba a ocurrir. Éramos 40 participantes de todo el mundo. Yo tenía miedo, y pensé que era la única que sentía la ansiedad. Pero entre más hablé con otras personas, me dí cuenta que estaban todos tan asustados, ansiosos y emocionados como yo.

Muchos de los participantes en mi grupo eran veteranos con Ayahuasca. Algunos habían estado allí diez veces; otra persona me dijo algo alocado como 30 veces y un buen número de ellos habían estado en el retiro más de una vez. Incluso conocí a una chica que conoció al que es su marido ahora, durante un retiro de ayahuasca. La pareja hizo algunos retiros juntos, se enamoraron y de ese amor vino una hermosa hija. Los padres, en agradecimiento a Ayahuasca por unirlos, nombraron a su niña Aya!

Lindo detalle ¿no creen? “Wow”, me dije a mí misma. “Si estas personas vienen tan a menudo, ¿qué tan mal puede ser?”

Pronto fuimos transportados en autobuses al puerto de Iquitos para viajar por botes sobre el río Amazonas. Sentí algo presionándome el pecho. Aquí estaba yo, viajando dos días por aire y ahora entrando en la selva Peruana para curar mi alma. El río estaba un poco inquieto y hacia la lancha saltear bruscamente. El agua oscura y el bosque verde exuberante en cada lado eran impresionantes.

Durante esas dos horas en el bote pensé en las pirañas, y cada vez que el bote saltaba pensaba aún más en ellas. Me sentí tan aliviada cuando el bote comenzó a disminuir la velocidad y vimos la gran choza, el Heliconia lodge. El equipo entero nos recibió: los chamanes, los asistentes y los diversos trabajadores de la Heliconia Lodge que durante toda nuestra estancia, se aseguraron de que tuviéramos una experiencia inolvidable.

En mi retiro, los dos chamanes principales fueron Malcolm Rossiter y el Maestro chaman Don Alberto Torres Dávila, un curandero de siete generaciones que para muchos es considerado como uno de los mejores curanderos del Amazonas.

Cuando era niña, viví en la selva en la costa atlántica de Nicaragua. Desde luego estaba familiarizada con la vida en la selva y los millones de insectos que me acompañarían cada día en este retiro espiritual. Cuando cae la noche, y todo parece pararse en el albergue, la selva viene a la vida. Puedes oír cada criatura y los sonidos reptiles son tan vivos que hasta se llega a pensar que están justo en tu dormitorio. No es una broma, algunos estaban literalmente en mi habitación. Después de unos cuantos gritos y muchas risas, los ayudantes de Heliconia correrían a mi rescate sacando tarántulas y cucarachas voladoras de mi habitación.

Ah, y una cosa más, si llevas repelente no funciona!. Te puedes duchar en él, y  todavía regresaras a casa con más de 100 picaduras. Esos pequeños insectos son inmunes al repelente.

Por la noche, la única luz que se ve es el reflejo perfecto de la luna en la alberca del lodge. Se oye el sonido de murciélagos con sus alas aleteando y el persistente olor dulce del mapacho, el tabaco sagrado favorito de los chamanes.

Los días eran muy relajantes. Tuvimos discusiones a diario con nuestros chamanes sobre el mundo espiritual, nuestras experiencias después de cada ceremonia y los aspectos curativos de estas plantas. Participamos en yoga, meditación y fuimos a excursiones diarias por la jungla para ver los delfines rosados, almohadillas de lirio gigante y encuentros con monos y los inolvidables perezosos. Me enamoré de un bebé perezoso. Ojalá hubiera podido haberlo llevado a casa conmigo.

Los días de ceremonia tomábamos solamente desayuno y almuerzo. Ayunábamos a partir de la 1:30 pm en preparación para beber Ayahuasca. Me dijeron que es mejor tener el estómago vacío, ya que ayuda a vomitar menos.  En el lado positivo, la comida en el Lodge era excelente. Soy muy particular sobre mi comida, y cada día no podía esperar a comer otra vez. Todo era fresco, rico e incluía mi comida favorita, plátanos, y queso fresco. Sentí que estaba en el paraíso.

A las 6 de la mañana nos levantamos para ayudar a preparar nuestra propia infusión de Ayahuasca. Fue una experiencia agradable para mí tender una mano para cortar, limpiar y cocinar Ayahuasca. La infusión tomaría casi todo el día para cocinar a fuego lento y estaría lista para beber esa noche.

Mi mayor preocupación? El vómito – ‘la purga’ – Me desesperaba eso. Para calmarme, me puse a pensar, para convencerme a mí misma que vomitar era, de hecho, algo bueno. Era la manifestación física de la planta en mí, ayudándome a disipar toda la energía negativa que tenía en mi cuerpo.

¿Funcionó? “No”.

El espacio ceremonial tomó lugar en la maloca. Una cabaña circular grande acondicionada con colchones individuales, y almohadas en el suelo. Cada persona eligió su espacio para el resto de la semana. Nos dieron una manta o colcha, un rollo de papel higiénico para limpiarnos la boca, una taza pequeña de agua para enjuagar y una cubeta para vomitar.

Unas pocas horas antes de la ceremonia, fui a visitar la maloca con unos compañeros para familiarizarme con el espacio antes de la ceremonia. Una compañera que estaba justo al lado mío decidió tomar una foto del espacio para publicar más tarde en el web para nuestros recuerdos.

Cuando regresamos al comedor principal, no podíamos creer lo que veían nuestros ojos. Las imágenes de la cámara mostraban espíritus en el espacio. Todos estábamos aterrorizados. Si no hubiese estado en el mismo espacio junto a la chica que tomo la foto, no lo creería. Pero yo estaba allí. No había nada que pudiéramos ver en el momento en que tomamos la foto. A través de las lentes, no había nada más que lo obvio de ver. Las fotos tomadas revelaban lo que nuestros ojos inexpertos no podían ver: el mundo de los espíritus.

Nos apresuramos a mostrar las fotos a Don Alberto, y le expliqué en español lo que había ocurrido. Él río. Para él, esto no era una sorpresa, sino un hecho cotidiano. Nos dijo que eran los espíritus y la energía de las plantas.

Si tenía miedo al principio del viaje, ahora estaba aterrada. Una cosa es que nos digan que entraremos al mundo de los espíritus, pero otra cosa es ver a los espíritus. Esto era real. Había verdaderos espíritus y energía en ese espacio, y yo iba a estar allí!  Escapar cruzó mi mente.  No te voy a mentir.  Pero yo estaba en medio de la selva. No es como si pudiera irme a casa. No había bote disponible para llevarme. Yo tampoco iba a nadar, ¿recuerdas las pirañas? Bueno, había miles de ellas.

Comencé a hablar conmigo misma para regular mi ansiedad “Waleuska, no viniste 4,000 millas para ser picoteada por mosquitos, asustada por las tarántulas que salen a diario de tu cuarto y las tantas visitas de cucarachas voladoras para volverte ahora atrás. Tienes que lograrlo. No puedes regresar y decirle a tus hijas que no fuiste capaz de enfrentar tus miedos.

Mi charla de autoestima funcionó. ¡Encontré mi coraje otra vez!

Para el propósito de este blog, combinaré mis cinco ceremonias en una y relatare lo más eficaz que pueda mi experiencia con los espíritus de Ayahuasca.

A las 8 de la noche me encontré sentada en el colchón en la maloca. Me aseguré de haber seleccionado la primera fila más cercana a los chamanes. Si me pasaba algo, quería asegurarme de que me vieran. Los chamanes y los asistentes se sentaron en la parte delantera de la maloca en una plataforma elevada. Comenzaron la noche recitando algunas bendiciones en quechua, el lenguaje de los Incas que es una mezcla de español y sabe Dios qué más. Sólo pude distinguir algunas de las palabras intermedias, las castellanas, por supuesto. Don Alberto y Malcolm comenzaron a soplar su tabaco dentro de las botellas grandes que contenían la infusión de Ayahuasca que todos creamos. Silbaban en voz baja y comenzaban a invocar a los espíritus para recibir bendiciones y un pase positivo para todos.

Los chamanes auxiliares estaban sentados en el altar y comenzaron a cantar “icaros”. Icaros son canciones para invocar a los espíritus de las plantas. Don Alberto y Malcolm comenzaron a servir la bebida de Ayahuasca en cada uno de nuestras copas. Esperamos hasta que todos tuviéramos nuestras copas llenas y juntos, después de una breve oración a los espíritus, bebimos en unísono. Nos dijeron que todos estamos unidos por una sola energía. Créeme, lo sientes. Había algo extraño y mágico sucediendo en la maloca. Comencé a sentir que todos nuestros espíritus estaban interrelacionados.

Bebimos, y wow, te golpea como un tornado. Ni siquiera sé cómo describir el sabor. Piensa en la peor medicina que has tomado en tu vida y multiplícala por 1.000, y tal vez puedas empezar a entender lo horrible que sabe. No hay otra manera de beber esta cosa más que tragarla lo más rápido posible antes que cambies de opinión. Cuando golpea tu garganta y estómago, la reacción incontrolable es vomitar todo hacia fuera. Pero no puedes. Tienes que tratar de mantenerlo dentro. De lo contrario, tendrás que beber de nuevo, y eso no iba a suceder!

Las luces se apagan. Oscuridad completa es la mejor manera de describir el espacio. Una vez que nos acostamos en el colchón la única luz que se asombra a través de las ventanas es la reflexión de la luna y las puntas iluminadas del tabaco mapacho que los chamanes están fumando. Aparte de eso, es pura oscuridad. No puedes ver nada ni nadie, a pesar de que la persona a tu lado está a sólo a un metro de distancia.

Me tapé los ojos con una máscara de ojos, me acosté y recé para que no me pasara nada malo. Los efectos de Ayahuasca pueden tomar de 20 a 40 minutos por llegar. Sin embargo, algunas personas en solo un lapso de 5 a 10 minutos comenzaron a emitir sonidos que gruñían de lo más adentro de sus entrañas, y un concurso de vómito comenzó a ocurrir.  Sería decir poco cuando te digo que así debe sentirse estar en un hospital psiquiátrico. Aunque yo nunca he estado en uno de esos lugares, sentí que en ese momento si estaba en un manicomio!

Cuanto más los chamanes cantaban los icaros, más la purga parecía intensificarse entre los que estábamos allí. Era como si todo el mundo estuviera poseído. En este punto, estaba asustada más allá de lo que te puedo describir. Mantuve los ojos tan cerrados, aunque no podía ver nada. Agarrada a mi colcha fuerte en posición fetal rogué a Ayahuasca que fuera suave conmigo. Estaba aterrorizada. Estaba temblando. Tenía una mezcla de miedo y respeto por la planta. Me encontré cara a cara con mi miedo. No tuve escapatoria. Estaba paralizada, sin movimiento alguno. No había salida, no había vuelta atrás. Yo estaba allí para enfrentar mi sombra.

A medida que pasaba el tiempo y los efectos de Ayahuasca tomaban posesión de los cuerpos de la gente, los sonidos de lamentaciones que salían de los participantes eran como si algo macabro estuviera escapando de ellos. Algunos gritaban por ayuda, otros lloraban, otros reían incontrolablemente, y otros como yo, simplemente permanecían paralizados en posición fetal vencidos por el miedo.

Los ayudantes de los chamanes se turnaban para venir a nosotros para realizar canciones curativas sobre nuestras cabezas y para soplar el tabaco de mapacho en ciertas partes de nuestros cuerpos para protegernos de los malos espíritus.

Oía gente llorando. Podía escuchar risas. También podía oír el correr de los pasos de los aldeanos que estaban allí para ayudar a aquellos cuyos efectos de la planta eran demasiado fuertes. Echaban agua fría sobre las cabezas de la gente, y algunos participantes fueron llevados a duchas frías para aliviar los fuertes efectos de Ayahuasca.

Se conocen casos en los que el consumo de Ayahuasca produce ataques de pánico, ansiedad, euforia, alucinaciones, delirios y cuadros de esquizofrenia.  Aun pobre hombre en la parte trasera de la maloca lo tuvieron que poner en una camisa de fuerza porque se estaba mordiendo así mismo.  Que locura Dios mío!

Sentí náuseas, y mi estómago comenzó hacer movimiento y sonidos. Ya venía mi purga, pero afortunadamente nunca vomité. Lo que sí hice fue bostezar incontrolablemente. Las lágrimas también caían al bostezar tanto. Yo no sabía en ese momento, pero más tarde me dijo mi chaman que “purgar” no sólo ocurre por el vómito, sino también atreves de bostezar, reír o llorar.

Inesperadamente, Ayahuasca fue extremadamente amable y sutil conmigo. No sabía qué esperar de ella. Había leído y visto tantos documentales con experiencia de la gente que no tenía idea real de lo que vería. Algunas personas ven seres celestiales, signos geométricos, alienígenas, otros ven su muerte, y algunos incluso ven demonios y animales comiéndolos en vivo. Horrible!

Trascendiendo el miedo

Con el riesgo de parecerte loca, describiré lo mejor que pueda mi viaje al mundo de los espíritus. Estaba acostada boca-abajo. Debí haberme quedado dormida sin saberlo. De repente sentí una oleada de energía eléctrica a través de mí cuerpo. Fue una sensación física. Podía sentir mi cuerpo vibrar y tuve la sensación de que los animales corrían sobre mi espalda y brazos. “Ay Dios mío”, me dije, “qué diablos es esto?”, comencé a gritar en mi mente. “Ratas, ratas hay Dios están sobre mí.”

Honestamente, eso es lo que pasó por mi mente y yo que tanto detesto a las ratas!

Estaba convencida de que en la oscuridad en ese piso helado las ratas abundaban. Ya me estaba alistando para ponerme de pie y empezar a gritar, esta vez, en voz alta, cuando algo apaciguador vino inmediatamente sobre mí, “¡Espera, es Ayahuasca!”, Me dije. En el momento en que me di cuenta que no eran las ratas sobre mí, sino el efecto de Ayahuasa me calmé. Empecé a respirar profundo y traté lo más que pude dejarme ir. Invité a Ayahuasca a mi alma y le agradecí por entrar y sanarme.

En las visiones, me convertí en el tronco de un árbol. Pude sentir como es vivir dentro de cada una de las plantas usadas en nuestra bebida de Ayahuasca. Entré dentro de cada planta y sentí lo que era ser uno de ellos. No estaba segura del significado en ese momento, pero después de un año de trabajo espiritual, hoy entiendo que la primera intuición que Ayahuasca me estaba dando es que estamos todos conectados con la naturaleza. Soy verdaderamente una con el universo y la naturaleza. Soy parte de ellos, y ellos son parte de mí.

Vi el interior de mi cuerpo como un reloj. No estoy segura si alguna vez has visto el interior de un reloj con todas las ruedas, diales y manijetas. Sí, ese era mi cuerpo. La planta me mostró cómo limpiaba cada parte de mis órganos. Vi y sentí a pequeños enanos; (supongo que puedo usar esa palabra), pasar por mí y limpiarme. Comprendí inmediatamente que eso era lo que hacían esas criaturas pequeñitas.  Me estaban sanando o reparando mi cuerpo.

En un momento de mi estado de trance, vi lo que yo entendí ser Ayahuasca. Vi a un ser celestial. En este punto, no sé cómo etiquetar, pero sabía intuitivamente que era ella: Ayahuasca. Era como un fideo o espagueti fluido, largo y flaco. Era translúcida y llevaba una túnica de oro negro, y me dio la impresión de ser una reina. Me miró con ternura. Sentí su presencia materna.

Me sentí amada y protegida por ella. No le tuve miedo. Puedo entender ahora por qué se refieren siempre a Ayahuasca en la forma femenina. Movió sus labios para hablarme, pero no emitía ningún sonido, pero yo le entendía como si estuviéramos unidas por el mismo cerebro. Sé que esto suena de locos y extraño para aquellos de ustedes que nunca han experimentado el mundo de los espíritus, pero créanme, era real. Bueno, al menos eso es lo que yo sentí.

Ayahuasca me dijo que ninguna persona exterior me completaría porque mi ser ya es completo. Ella me dijo que yo era amada. Que no me falta nada y que ya tenía todas las respuestas a mis dudas y preguntas dentro de mí. Mis mejillas estaban completamente húmedas por las lágrimas que derrotaban. En ese momento ella me pidió que la siguiera, y me sentí como si estuviera flotando en un estado de sueño.

La parte interesante fue cuando fui transportada a este plano de conciencia, ya no era consciente del mundo que estaba a mí alrededor. Todos en la maloca desaparecieron. El sitio que era un manicomio se quedó quieto y el silencio me rodeaba. No podía oír nada ni a nadie. Las canciones de los icaros habían desaparecido en el aire. Ni siquiera tenía la sensación de estar más en la maloca. No sé dónde estaba o si ni siquiera me fui.

Físicamente estaba acostada en el colchón en el piso, pero estaba elevada en el aire. Yo estaba flotando en el techo de la maloca, y pude ver a todos debajo de mí. ¡Vaya, qué extraña sensación !. Volé más alto hasta el punto que ahora me sentía fuera de la maloca, y el cielo estaba cubierto de estrellas. Me quedé allí en medio de esta inmensidad, siendo una con Ayahuasca y el universo.

En el momento de beber Ayahuasca nos dijeron que tuviéramos una intención o una pregunta de algo que deseábamos tener clarificación. En ese momento, estaba saliendo con un chico y nuestra relación se había vuelto tóxica. Tenía la esperanza de que al hacer Ayahuasca juntos, conseguiríamos conectarnos espiritualmente y dejar nuestras diferencias a un lado. Así que en el momento de beber, pregunte si él y yo llegaríamos a tener una vida feliz juntos.

Yo había visto un documental sobre un hombre que hablaba de sus visiones después de beber Ayahuasca. Contó cómo Ayahuasca le mostró todas las mujeres que él había herido en su vida. Ayahuasca le hizo percibir en carne-propia, todo el dolor que había incurrido a estas mujeres. Eso fue una profunda revelación para el hombre y ayudo a transformar su vida para lo mejor. Con un poco de egoísmo, espere que de pronto, Ayahuasca también podría darle  lo mismo al chico con el que estaba yo saliendo.

A medida que mi viaje con Ayahuasca continúo, ella me dió una visión de mi vida pasada, presente y futura, pero todos estaban interrelacionadas. Una no terminaba para que la otra comenzara. Era como si viviéramos los tres tiempos simultáneamente.

Me transportó a un estado de conciencia muy deslumbrante. No era brillante como el sol, ni brillante como la luz eléctrica. Era un tipo de esplendor que nunca he visto, por lo que es difícil para mí poner en palabras. La descripción más cercana que puedo pensar es un brillo celestial. Ayahuasca me mostró a través del sentido del “tacto” más que a través del sentido de “visión” cómo era mi vida.

Ayahuasca me hizo sentir que yo era increíblemente bendecida y protegida. Podía sentir en cada fibra y célula de mi cuerpo que era amada y apoyada. No importaba lo que viniera hacia mí,  Ayahuasca lo dejó claro; yo nunca iba a estar sola. Ayahuasca destelló ante mí todos los que me aman. Los que eran mi tribu. Vi a mis hijas y el amor era inmenso. Incluso vi a mis empleados más cercanos, mis mascotas, mis amigos y sentí el amor de mi madre que a pesar de la  distancia que nos separaba en ese instante me llegaba tan fuerte.

Una nota para aquellos que no leyeron mi blog: En Medio de la Pérdida, Encontré el Amor, pase toda mi infancia y mi vida adulta sintiendo que mi madre no me quería. Crecí creyendo que mis hermanos eran todo para ella.  Ayahuasca fue clara al mostrarme y hacerme sentir a través de miles de kilómetros de distancia, que mi madre me amaba y me amaba de manera poderosa y protectora. No había ninguna duda en mi mente. Ayahuasca estaba liberándome de un gran peso que había cargado conmigo durante mucho tiempo.

Después vi a mi familia y el amor que tienen por mí. Vi a mi ex-marido, Jeffrey como mi protector. Una vez más, me es difícil describir cómo yo sabía lo que cada persona representaba para mí, pero en el momento de las visiones, no había duda. Sabía intuitivamente que Jeffrey estaba allí para protegerme siempre. Ayahuasca me mostró mi casa llena de amor y risas.  Estaba rodeada por las caras familiares de mis amigas, mis hermanas, ya que nunca tuve unas propias. Ayahuasca me mostró que nunca estaría sola ni que temiera a la soledad, ya que nunca iba a ser la emoción que gobernaría mi alma.

Luego fui transportada a un campo de pastos verdes. Wow, los pastos eran infinitos, no podía ver donde comenzaban o donde terminaban. En medio del campo estaba una niñita con su cabecita llena de rizos apretados. Era mi hija mayor, Victoria. Lo extraño es que pude ver cada partícula de sus pelos en sus brazos rellenitos e incluso podía ver todas sus células de la piel.

Entonces ocurrieron las cosas más extrañas – pasé por medio de los ojos de Victoria. Mi espíritu atravesó por medio de ella. Yo estaba dentro del alma de Victoria, y cuando salí al otro extremo, ella era la joven esbelta y hermosa en la que se ha convertido. Vi sus largas piernas, sus mejillas rosadas y su pelo grueso soplando en el viento. Recuerdo haber dicho en voz alta,

“Vaya, eres tan bella!”

Incluso hasta ahora no se el por qué, pero yo estaba enfocada en el pelo largo y sedoso de Victoria. Recuerdo haber admirado sus largas piernas y el sentimiento de orgullo que sentí hacia ella. El sentimiento de gratitud, orgullo y amor fueron sofocantes. Empecé a sollozar tanto que no podía respirar. De repente, ya no estaba en los verdes pastos. Sentí que alguien me tiraba de mi pierna, y cuando miré hacia abajo, era mi hija, Emma, ​​cuando era bebé, con su cabeza rubia calva con pelitos finos. Emma llevaba un pañal y me sonreía para que la recogiera en mis brazos. Los ojos de Emma eran tan profundos como el mar azul. No sé cuánto duró esta visión, pero todo lo que sentí fue un amor inmenso toda la noche.

Ayahuasca me mostró que siempre he sido bendecida y amada en todas las etapas de mi vida. Ella me mostró que el amor era la única emoción que gobernaba mi vida y que no había nada más que yo necesitaba ver o saber.

No estoy segura de cómo volví a mi cuerpo o si alguna vez lo dejé. Todo lo que sé es que fui despertada por la luz de las velas que el chamán encendió anunciando que la ceremonia había concluido. Nos dijeron que continuáramos relajados en nuestros colchones y si queríamos podíamos ir a nuestras habitaciones o permanecer en la maloca por la duración que necesitáramos.

Yo me sentí muy bien después de despertarme. Opté por volver a mi habitación. Cuando dejé la Maloca, era cerca de la medianoche. No estoy segura si talvez  todavía estaba bajo los efectos de Ayahuasca o que de hecho sucedió, pero fui testigo de la lluvia más sorprendente de estrellas fugaces. He visto algunas estrellas fugaces en mi vida, pero nada se compara con lo que presencié esa noche. Las estrellas eran enormes y se sentían tan cerca de mí. Alguien dijo que eso sucedía porque estábamos cerca de la línea del ecuador, fueron una tras otra, derribando e iluminando el cielo. Creo que conté 18 de ellas. Era como presenciar un milagro.

Al final de cada ceremonia, sientes alivio de haberlo logrado. Hay una especie de alegría al saber que fuiste y regresaste del infierno. Honestamente, esa es la sensación que se siente. Especialmente para algunas personas más que otras. Ayahuasca fue una experiencia muy profunda para mí. Me siento afortunada de no haber visto las cosas aterradoras que algunas personas ven. No morí, como muchos regresan contando, ni vi elementos demoníacos en ninguno de mis viajes con Ayahuasca.

Padecí del miedo, sí, pero era más el miedo a lo desconocido. Una vez que fui emergida totalmente en el mundo de Ayahuasca, tuve la experiencia más llena de amor y felicidad de mi vida. Sentí una profunda plenitud en mi alma y compasión por quien realmente soy. Lamentablemente, me faltan las palabras para hacerle justicia ya que no tengo palabras en mi vocabulario para describir adecuadamente lo que vi y sentí.

Sin embargo, tengo que confesar algo. No importa cómo haya sido tu noche con Ayahuasca, buena o mala es siempre un proceso difícil. A pesar que mi chaman me dió dosis bajas, se me fueron toda mi energía y coraje al hacerlo. Es como si hubieras dado a luz sin anestesia epidural cada vez. Como lo expresé antes, Ayahuasca funciona asombrosamente como un espejo de ti mismo. Esto de por sí asusta a quiénes han vivido huyendo de sí mismos, esos que tienen en su historia hechos y traumas que les resultan invivibles, y que han optado como mecanismo de defensa olvidar y relegar todo al inconsciente de sus mentes.

Para mí, los días de ceremonias iban y venían, y decía siempre lo mismo al comienzo de cada día: “No puedo volver a pasar por esto”.

Pero cada vez encontré suficiente valor y coraje para enfrentarlo de nuevo.

Hoy, mientras escribo este blog, sonrío y pienso: “No puedo creer que hice esto”. Con Ayahuasca aprendes a enfrentar tú mi miedo y tu sombra. Ayahuasca te da exactamente lo que necesitas.  Al final, aprendes que eres fuerte. Que realmente puedes soportar y que tienes valor aún más allá de tu conocimiento.

Días más tarde, finalmente regresé a Toronto y pienso a menudo en mi experiencia con mi madre Ayahuasca, como cariñosamente la llamamos esos que hemos sido tocados por ella. Estaba muy agradecida por lo que madre Ayahuasca me había mostrado, pero sentí que volví sin la respuesta a la pregunta que le había hecho.

Para hacer una larga historia corta, Ayahuasca no sano la relación tóxica que tenía con ese chico, ni lo transformó en un mejor hombre para mí. De hecho, ya no estamos juntos.

Un año más tarde, de repente, sin poner ningún esfuerzo al pensar, tuve la mayor realización acerca de esa pregunta que pensé Ayahuasca no había contestado.

Me di cuenta que madre Ayahuasca sí respondió a mi pregunta. Ella me dió una visión de mi vida ¿recuerdas? Ella me mostró todo el amor y felicidad que mi alma disfrutaría. Ella mostró a los que me aman, pero nunca se me ocurrió pensar por qué ella no me mostró a mi ex-novio en ninguna de las visiones.

Ayahuasca ingeniosamente me quiso decir que mi ex-novio era inexistente en mi vida y no sería parte de mi camino espiritual. Esa fue la manera en que Ayahuasca me revelaba la respuesta a mi pregunta, pero fue difícil para mí en ese momento entenderle. Según los chamanes, ese es el reto de cada persona con Ayahuasca, entender el significado real de las visiones producidas y saber utilizar ese aprendizaje en nuestra vida diaria.

Mi enfermedad que espere curar cuando fui a la selva sano durante algún tiempo, pero vuelve a aparecer de vez en cuando. Estoy aprendiendo a sanar mi propio cuerpo y alma a través de las emociones y equilibrio energético. Me he comprometido a emprender plenamente un camino espiritual que espero que me lleve hasta el final de mi vida en esta forma terrestre.

¿Qué me enseñó mi experiencia con Ayahuasca?

Ayahuasca me enseñó a enfrentar mi miedo, a morir, pero más importante, me enseñó a no temer al vivir.

Lo más hermoso es comprender que Ayahuasca solo puede mostrarte lo que ya tienes por dentro.  Ayahuasca me mostró que lo único que tengo en mi vida es amor y gratitud. No podía ver el significado de ello en ese momento de mis ceremonias. Hoy, un año después y de mucho trabajo espiritual entiendo que ¡YO SOY AMOR. YO SOY GRATITUD!

Ayahuasca fue el primer paso en mi trayecto espiritual. La sabiduría y la curación no ocurrieron justo después de beber Ayahuasca. Sin embargo, el haber elevado a otro estado de conciencia y las visiones reveladas que Ayahuasca plantó en mi alma fueron la semilla que inspiró el comienzo de una transformación significativa en mi vida.

Estoy agradecida a madre Ayahuasca por traerme al Perú. Un país que ahora he visitado tres veces y espero pronto compartir con mis hijas.

Perú, a pesar de no ser mi país natal, se ha convertido en eso en mi corazón. Me encanta mi hermoso Perú con su cultura antigua y colorida, sus verdes pastos y altas montañas con su cima cubiertas de nieve. Perú es un lugar donde puedes experimentar profundas raíces y obtener curación espiritual. Si aún no has visitado, te recomiendo encarecidamente.

A menudo pienso en madre Ayahuasca y me pregunto, “¿fue todo esto real? ¿Cómo sé que no estaba solo alucinando? ”

Me recuerdo a mí misma que lo importante no es si era real o no.

Lo que importa son las intuiciones que me dió!

Las intuiciones de Ayahuasca me han impulsado en un viaje espiritual de milagros donde la única cosa segura que yo puedo esperar, es disfrutar de una vida llena de deseos cumplidos.

Con eterna gratitud a mi familia Blue Morpho y a mi madre Ayahuasca.

Hasta que nos encontremos de nuevo….