No creo que haya una persona en el planeta que no haya pasado por dolor, decepción, pena, pérdida y dificultades en un momento u otro. Estas son experiencias universales, y nadie pasa por la vida sin ser tocado por al menos una de ellas.

Estas experiencias universales nos son dadas para evolucionar y crecer. Siempre hay una razón o un propósito para nuestro dolor, pero depende de nosotros sacarle algún significado para que nuestro dolor no se desperdicie y que no sea en vano. Hay siempre un regalo en tus circunstancias más dolorosas. Cada adversidad tiene la semilla de una lección u oportunidad igual o mayor.

El problema surge cuando nos golpea el dolor. Nos sentimos víctimas y, con el tiempo, nos apegamos inconscientemente a nuestro dolor y lo hacemos un invitado permanente en nuestra mesa.

El propósito del dolor siempre es específico. Los eventos dolorosos se presentan en tu camino con el único propósito de ayudarte a evolucionar y crecer. Sin embargo, en lugar de ver al dolor como un agente de cambio, como un maestro que viene a dar una lección valiosa, la gente ve el dolor como un enemigo, como un castigo.

Aprender a cambiar la forma en que ves a tus circunstancias penosas puede ser sanadora y fortalecedora. Puedes dejar que el dolor te derribe y te tome como rehén, o puedes usarlo para desarrollarte y llegar a tu destino final. No es tu trabajo entender o saber las razones por las que suceden las cosas, pero es tu responsabilidad buscar sanacion de cada experiencia dolorosa porque si no lo haces, simplemente desperdiciarás tu dolor.

La sanación solo llega cuando has encontrado el regalo en tu dolor y cuando buscas las lecciones en las cosas que ocurren.

Cuando dejas ir el dolor, obtienes sabiduría, que es el único propósito de tus circunstancias dolorosas.

Comprende que, acontecimientos dolorosos son puestos en tu camino no para paralizarte, ni para destruirte o para robarte de tu derecho a la alegría y paz. Fueron puestos en tu camino como parte del contrato de alma que hicistes para lograr tu realización y, por más absurdo que esto parezca, el dolor resulta ser uno de los maestros más efectivos para la transformación.

La vida a menudo esconde tus mejores herramientas para el crecimiento personal dentro de tus experiencias más dolorosas. De ti depende no salir del infierno con las manos vacías. No desperdicies tu dolor permaneciendo atrapado en la mentalidad de víctima. Resiste la tentación de estar deprimido, culpando a Dios o la vida. En cambio, haz algo al respecto. Utiliza ese dolor como combustible para vivir una vida mejor y con proposito.

No digo que sea fácil. Las grandes cosas de la vida no suelen ser las más fáciles, pero ahí es donde está el trabajo. Es fácil pasar por una experiencia y permanecer amargado. Es mucho más difícil mostrar resiliencia y aceptación y usar la experiencia para ayudar y ser útil a los demás.

Creo que todos tenemos contratos de alma que hacemos antes de encarnar. Elegimos de antemano las experiencias que atravesaremos en nuestro plan prenatal que acelerarán el crecimiento de nuestra alma.

Muchas personas encuentran esta creencia difícil porque aceptar que hay un plan maestro para tu vida en el que colaboraste de antemano, pone toda la responsabilidad en ti mismo. Ya no puedes culpar de tus circunstancias, a la vida y a los demás —porque eres consciente de que, por la razón que sea, elegistes esa experiencia con anticipación para ayudarte a lograr lo que viniste a lograr.

A veces, nuestros sacrificios, dolor, pérdida o aflicción son necesarios para que podamos ayudar a otros a llegar a ser lo que fueron destinados a ser. Cuando esto sucede, el contrato de alma con ese individuo se cumple. Tu dolor tiene un propósito. El propósito es para la evolución de tu alma, o para otra persona que se beneficiará de tu experiencia.

Tu experiencia puede ayudar a otra persona a superar su dolor y, al hacerlo, ahora haces una diferencia en la vida de esa otra persona y, por lo tanto, se logra el contrato de tu alma con ella. Considera que quizás para ayudar a otro, fue necesario que pasaras por ese doloroso evento.

La siguiente historia demuestra los regalos ocultos que amenudo encuentras al atravesar una experiencia dolorosa. Una madre recibió una llamada telefónica que su hija de 13 años murió mientras caminaba por la calle cuando fue atropellada por un conductor. El dolor de la madre lo consumía todo. Ella pensó que no podía continuar viviendo y estaba enojada con la vida por haberle hecho esto a ella y a su hija, que tenía toda su vida por delante. En medio de su depresión, se enteró de que el conductor estaba bajo los efectos del alcohol y no era su primera ofensa.

En ese momento, esta madre encontró una fuerza en su interior que le dio fuerza y ​​resistencia para luchar y no dejar que la muerte de su hija o su dolor fueran en vano. Sin dinero, conocimientos técnicos, experiencia, ni contactos, comenzó una organización desde el dormitorio de su hija llamada MADD (Mother’s Against Drunk Drivers) y ahora esa organización ha salvado miles de vidas y lo que surgió del dormitorio de su difunta hija se convirtió en una enorme organización benéfica que se extiende no solo a los Estodos Unidos, sino también a Canadá y Brazil.

Esta madre, Cindy Lightner, se aseguró de no salir del infierno con las manos vacías. Utilizó la trágica muerte de su hija y su dolor y encontró el propósito. Hoy en día, Cindy educa y genera conciencia sobre el conducir bajo los efectos del alcohol y su mensaje llega a los adolescentes en las escuelas secundarias para que sean conscientes de las consecuencias. El propósito de su dolor, el regalo del dolor de esta madre ha sido una fuerza para el bien, ha cambiado las leyes políticas y ha marcado una diferencia en el mundo.

Cindy ha salvado innumerables vidas a través de MADD. Ninguna de las vidas que Cindy ha salvado hubieran sido posibles sin pasar por la dolorosa experiencia de perder a su hija. Por lo tanto, se podría argumentar que el contrato de alma que ella tenia con su hija era que la hija de Cindy falleciera para que Cindy pudiera salvar miles de vidas.

No tiene que gustarte todo lo que te pasa. Para nada. Pero es tu responsabilidad llegar a tu propia sanacion y esa sanacion nunca podrá tomar lugar hasta que puedas derivar el propósito de tu dolor.

El dolor puede ser increíblemente profundo. Sin embargo, en su intensidad, en su profundidad, está el tesoro. La vida tiene un plan maestro que no podemos ver porque solo se nos revela una parte de ese plan a la vez y cuando obtienes una parte a la vez, no tiene sentido por sí solo. No es hasta más tarde, que vemos cómo esa pieza era necesaria para completar el panorama más amplio de nuestra vida. Como las piezas de un rompecabezas.

¿Qué desafío doloroso estás atravesando ahora? ¿Has considerado que este momento difícil te está preparando para algo más grande?

Considera que este dolor que está pasando va a dar a luz algo nuevo en tu vida. Entonces, dar gracias por el regalo y el propósito que tiene escondido tu dolor es un ingrediente clave para superar el sufrimiento.

En el curso que enseño de transformación propia, enseño a mis alumnos aprender a buscar el regalo en sus eventos dolorosos y a desarrollar la resiliencia necesaria para saber que, por dolorosas e inexplicables que puedan ser las cosas en el momento, hay que tener fe en que tu circunstancia es parte de un plan mayor.

Recuerda, depende de ti no salir del infierno con las manos vacías. Deja que tu dolor te lleve al propósito de tu vida.

Con gratitude,