Un solo acto de amabilidad arroja raíces en todas las direcciones, y esas raíces brotan y hacen nuevos árboles. Da! -Amelia Earhart

En el espíritu de la temporada festiva, gracias a mis lectores por vuestro apoyo este año pasado. Les deseo a ustedes y a sus seres queridos una gran temporada navideña y un próspero, saludable y alegre año nuevo.

El tema central de la temporada navideña se basa en la práctica de dar para mostrar aprecio por aquellos que queremos. Encontré una hermosa historia que ahora te regalo. Espero que la encuentres tan significativa como yo.

El Dador de la Piedra Preciosa

Una mujer viajaba por las montañas y encontró una piedra preciosa en un arroyo. Al día siguiente, la mujer conoció a otro viajero que tenía hambre. Ella abrió su bolso para compartir su comida. El viajero hambriento vio la piedra preciosa y le pidió a la mujer que se la diera. La mujer le dio la piedra sin dudarlo.

El viajero se fue, regocijándose en su buena fortuna. La piedra valía lo suficiente como para darle seguridad al viajero durante toda la vida, pero unos días después el viajero regresó para devolverle la piedra a la mujer.

“He estado pensando”, dijo, Sé lo valiosa que es la piedra, pero la devuelvo con la esperanza de que puedas darme algo aún más precioso. Dame lo que tienes dentro de ti que te permitió darme la piedra.”—Autor aún por conocer.

Esta historia resonó conmigo porque lo que damos desde nuestros corazones lo guardamos para siempre y lo que no damos lo perdemos. La mujer en la historia entendió que la verdadera riqueza está en el dar.

Mientras realizas tus compras navideñas, recuerda que los mejores regalos no son necesariamente de tu billetera, sino del corazón.

Haz tiempo para ver a un amigo, un miembro de la familia, que quizás debido a tu apretada agenda, no has podido ver. Podrías hacer algo por alguien que no conoces y, por lo tanto, no podrías esperar nada a cambio.

Esta época del año puede ser solitaria y triste para las personas que no tienen familia. Abre tu corazón y tu hogar en estas fiestas. Una palabra amable, un gesto de humanidad puede hacer mucho para que las navidades de alguien sean más llevaderas. Una visita a un hogar de ancianos para reconocer a los que quedan un poco olvidados.

Hay tantas maneras maravillosas en las que se puede dar en esta temporada festiva. Quizás ya hayas asignado todo tu presupuesto y sientas que has hecho lo suficiente, pero hay formas de dar del corazón que no necesitan agregar más a tus gastos ya comprometidos.

Hay cosas simples que puedes hacer que harán una gran diferencia para otra persona. Mira en el armario de juguetes y busca por juguetes que tus hijos puedan haber superado. Revisa tu ropa. Te sorprenderá lo que no necesitas.

Hay muchas organizaciones en tu ciudad, refugios para los pobres e incluso lugares donde se reúnen las personas sin hogar. La próxima vez que veas a un limosnero no lo ignores como si fuera infrahumano. Nadie sabe por lo que ha pasado esta persona.

Hasta que no hayas caminado en los zapatos de otra persona, no juzgues. Tomate un momento para reconocer su existencia. Si no tienes ganas de darles dinero, ve lo que hay alrededor y cómprales una comida, una taza de café, una caja de chocolates o llévales una bolsa con ropa.

Cuando estás en modo de supervivencia, dudo que el poco dinero que obtienen vaya para comprar las cosas que tú y yo damos por sentado. Por ejemplo, en el noreste hace frío y hay mucha nieve en el suelo. Las personas sin hogar están sentadas en las calles en el agrio frío esperando la generosidad de alguien que les lance una moneda. Llévales una colcha, si puedes, y mejora un poco la vida de alguien.

Es un regalo que no solo estarías haciéndoles a ellos, sino un regalo que te estarías haciendo también a ti mismo. Los regalos que damos desde nuestro corazón que no son solicitados son los que más significan.

Entra en esta temporada de Navidad y el año nuevo con actos de bondad al azar. Da de tu corazón. Haz un acto de bondad en el que realmente puedas ver a la persona a quien le estás dando y el impacto que puede tener tu gesto.

Como dijo Ralph Waldo Emerson, Es una de las hermosas compensaciones en esta vida que nadie puede sinceramente ayudar a otro sin ayudarse a sí mismo.” Como seres humanos tenemos una necesidad innata de contribución. Cuando damos, encontramos compasión dentro de nosotros mismos. Nos da un sentido de significado y propósito en nuestras vidas de que podemos hacer una diferencia en el alivio de la vida de otra persona.

Les deseo a todos una Feliz Navidad. Que esta hermosa temporada de amor y amistad te acerque más a tus seres queridos y que como la mujer de la historia, deseo que siempre encuentres la oportunidad de ser un ‘dador de piedras preciosas.”

Con gratitude,

 

 

 

 

[1] Jack Canfield, Mark Victor Hansen, Jennifer Read Hawthorne and Marci Shimoff. “Chicken Soup for the Woman’s Soul.” 1996