De vez en cuando somos afortunados de encontrar a alguien que toca nuestro corazón y cambia nuestra vida

Dedicado a mi hija, Emma!

Hace mucho tiempo alguien me dijo que antes de nacer, elegimos a nuestros padres con el propósito de ajustar nuestras necesidades kármicas de nuestra alma.

Me reí. La idea de que tuviéramos tanto control y decisión sobre algo así me pareció descabellada. En ese momento, fue más fácil para mí creer que nacemos al azar en una familia. Llámalo la ruleta de la suerte.

Debo admitir que siempre me ha fascinado el concepto del karma, el más allá, todo lo sobrenatural y la reencarnación, pero nunca le di mucho peso a la creencia de poder diseñar y elegir el curso de mi vida de antemano.

Agrega a la mezcla el hecho de que hay niños que nacen de padres abusivos que hacen sufrir a sus hijos y eso me hizo pensar por qué alguien elegiría una vida así, teniendo la opción de escoger cualquier otra.

Pero dejando a un lado mis prejuicios, muchas personas creen que antes de encarnar, hacemos acuerdos o contratos de almas y elegimos el tipo de vida que nos gustaría emprender y las lecciones que nos gustaría aprender. Elegimos a nuestros padres de antemano en función de lo que tienen que ofrecernos para ayudarnos a cumplir esos acuerdos. Elegimos a las personas importantes en nuestras vidas antes de tiempo por lo que nos ofrecen  para ayudarnos a avanzar, superar y sanar las cosas que deseamos vivir en esta vida tridimensional, así como para pagar las deudas kármicas incluso de vidas anteriores.

Todo esto se me hizo un poco loco hasta que algo me hizo cambiar de opinión.

¿Qué cambió, preguntas? Sigue leyendo.

Hacia una vez en un sueño…

Estaba debatiendo si tener un segundo hijo, ya que en mi mente había alcanzado la perfección con el nacimiento de mi primera hija, Victoria. Por qué tentar al destino era mi actitud. Amar a alguien de la misma manera que a Victoria era algo que no podía ni siquiera contemplar. Pensé que no era posible y no sería justo. Si no fuera porque Victoria comenzó a pedir un hermanito, probablemente no hubiera estado abierta a la idea de otro hijo.

Cuando decidí tener otro hijo, pensé que sería genial tener un hijo varón. Mi personalidad de tipo A me impulsó a contratar los servicios de una mujer en Wisconsin, Milwaukee, que tenía una tasa de éxito del ochenta y ocho por ciento para ayudar a las mujeres a concebir el género deseado.

“Genial”, pensé. “Ochenta y ocho por ciento es mejor que el cincuenta por ciento”.

Sin un minuto que perder, me encontré hablando por teléfono con esta mujer que me dio una lista detallada de cosas para comer y hacer. Tuve que chequear mi orina varias veces al día para asegurarme de estar ovulando. Todo fue planeado y calculado, incluyendo cuándo y cómo se llevaría a cabo el ‘hecho’.

Para mí era automático que iba a tener un hijo varón. Elegí el nombre, Samuel, incluso antes de la concepción. Estaba tan segura que hasta compré pequeños zapatitos azules que mi hija Victoria todavía conserva en una caja de recuerdos.

Un partido hecho en el cielo

La noche del ‘hecho’ me fui a la cama toda emocionada suponiendo que era ya una realidad.

Esa noche entré en un profundo sueño. Sentí que entré en una habitación blanca y austera. No sabía dónde estaba porque no podía reconocer nada. De hecho, no había nada a excepción de una gran blancura, el espacio vacío y filas de bebés. Sí, así de loco como suena. Había bebés en filas largas a cada lado de la habitación y yo estaba en el medio de todo.

Fue surrealista.

Me vi casi flotar hacia un lado de la habitación. Creaba la intención en mi mente a dónde quería moverme y de alguna manera flotaba hacia allí. Cuando me acerqué a los bebés, gravité hacia lo que intuitivamente sabía eran los niños. Estaba allí mirando en detalle a cada bebé y pensando,

“¿Se supone que debo elegir uno? ¿Por qué estoy aquí? ¿Dónde estoy?”

Mientras estaba ahí deleitándome con las muchas opciones, sentí que algo me tocaba la pierna desde atrás. Miré hacia atrás a la altura de mis ojos, pero no vi nada. Volví a mi diversión y cuando estaba lista para recoger a un niño, sentí que algo me tiraba de la pierna una vez más. Otra vez volví, esta vez completamente y lo que vi me sorprendió.

Vi a una tierna, calva de piel blanca, de piernas gorditas y suaves y ojos tan profundos azules-grises. Ella estaba tirando de mi pierna. Me arrodillé a su nivel para verla mejor y cuando nuestros ojos se encontraron tuve la sensación de una familiaridad inexplicable. Ni siquiera puedo expresar lo que sentí. Esta niña fue la cosa más hermosa que había visto. Estaba perdida en su sonrisa. Fue una sonrisa hecha solo para mí. Iluminó mi vida.

Ella siguió tirando de mi pierna hasta que finalmente decidí levantarla en mis brazos. Estaba buscando ver de dónde venía para poder devolverla a la fila de la cual debía haber salido.

Cuando la tuve en mis brazos sucedió algo extraño. Sentí que ya la conocía. Cabía tan perfecta en mis brazos. Me olvidé por completo de los niños detrás de mí y me quedé perdida en sus ojos que por alguna razón no dejaban de mirar a los míos. Estaba enamorada. Fue amor a primera vista. Sentí un amor tan profundo por este ser que no tenía ni idea de dónde venía ni por qué vino hacía mí, pero por alguna razón, esta niña me estaba eligiendo.

No recuerdo cuánto tiempo esta hermosa niña se quedó en mis brazos o cuánto tiempo estuve en ese espacio blanco al que ahora llamo ‘cielo’. No tenía concepto  del tiempo qué pasó ni cómo terminó el sueño. Todo lo que recuerdo fue despertar en mi cama y con la certidumbre que había estado en la presencia de un ángel.

Nunca le mencioné esto a nadie porque como soy supersticiosa, no quería empobrecer mis planes de concebir al hijo que tanto deseaba. Todavía no se me notaba el embarazo y fui a la carnicería en Nortown para comprar carne y cuando estaba revisando mis compras la cajera me dijo:

“Es una niña.”

“¿Disculpe?”

Dije confundida, pensando que tal vez había escuchado mal. Giré la cabeza para mirar hacia atrás, tal vez ella estaba hablando con otra persona. No había nadie más. Ella estaba hablando conmigo,

“Es mujer. Tendrás una niña”

Sonreí y dije:

“Es muy pronto para saberlo. Todavía no me he hecho una ecografía, pero presiento que voy a tener un niño”.

“No”, insistió ella.

“Es una niña y ella será muy cercana contigo”. Su conexión contigo será poderosa y si ella pudiera volver a estar dentro de ti, lo haría. A sí será de cercana a ti. Ella es especial. Eres muy afortunada.”

Sonreí y le agradecí a la cajera. Me volteé por un instante a regresar el carrito de compras y volví a mirar hacia la cajera, pero no había nadie allí. Fue una experiencia muy rara y lo más raro aún era como supo que estaba esperando cuando no había ni seña.

El gran día finalmente llegó  de ver a mi médico para hacerme el ultrasonido. Estaba emocionada de descubrir el género. El doctor me dijo lo que mi corazón ya sabía, pero lo que mi mente no quería admitir. ¡Efectivamente, era una niña!

Ese mismo día, regresé a Nortown para buscar a la misteriosa cajera y decirle que ella había tenido razón. Busque por toda la tienda pero no pude encontrarla, entonces le pregunté a la mujer detrás del mostrador que tiene tantos años de trabajar allí. Le dije que estaba buscando a una trabajadora joven y procedí a describirla en detalle. Me aseguró que no había nadie trabajando allí que coincidiera con mi descripción. Decepcionada me fui a casa, pero todavía podía escuchar las palabras de la cajera misteriosa haciendo eco en mi memoria.

Regrese a Nortown a menudo durante los meses siguientes y cada vez tenía la esperanza de encontrarme con mi misteriosa cajera, pero siempre volvía desilusionada, preguntándome si a lo mejor lo había imaginado todo.

Nueve meses después y dos semanas antes de lo previsto a las 4:20 a.m. del 9 de Septiembre del 2007, di a luz a un ángel que ya había conocido en el cielo. Mi bebé era exactamente como la vi en mi sueño. Ella salió perfecta, gordita, piel clara, calva, ojos gris azulados profundos y con esa sonrisa que iluminó mi mundo entero.

Tan pronto como colocaron a mi hija en mi pecho, me olvidé por completo de querer un hijo varón. Nada parecía importar en ese momento, excepto que la estaba abrazando por segunda vez en mis brazos y nadie sabía esto, solo ella y yo. Mientras ella dormía en mi pecho, piel-a-piel le susurré al oído:

“Estoy tan feliz de verte nuevamente, te he estado esperando”.

Algo increíblemente especial une a una madre con su hijo. Es algo que todas las madres entienden, sin embargo es imposible de explicar con palabras. Pero la conexión con este ángel llegaba más allá del vínculo natural de madre-hija. Fue un vínculo que sentí en las profundidades de mi alma, surgió de una vida anterior a esta. Era más un entendimiento interno de que este ángel me había elegido y lo había presenciado en mi sueño, quizás una premonición.

Después de esto, me volví más abierta a la creencia de los contratos de alma y nuestra capacidad de elegir las experiencias que queremos vivir y las personas que necesitamos para ayudarnos a cumplir esos acuerdos.

Después de hacer bastante trabajo y crecimiento espiritual en los últimos años, he llegado a apreciar cada vez más este regalo que me dió el Universo.  Sin embargo, en el momento del nacimiento de mi hija todavía no entendía las razones por las que ella me eligió o cuál sería nuestro contrato mutuo.

Un camino de descubrimientos

Alrededor de los tres años, mi hija Emma comenzó a hablar con un “amigo imaginario.” No me preocupé mucho sobre eso, porque siempre había escuchado que eso suele suceder debido a la imaginación hiperactiva de los niños o al hecho de que los niños pueden sentirse solos cuando sus hermanos están en la escuela así que crean a estos amigos en su mente como un sustituto. Sin embargo, esto era nuevo para mí, ya que mi primera hija, Victoria, nunca tuvo amigos imaginarios.

Max era el nombre del amigo imaginario de Emma y siempre estaba cerca. Emma hablaba con Max todo el día, y a veces, ella lo regañaba por las cosas que Max hacía. Me reí entre dientes y pensé que era divertido. Ahora, en mi trayecto espiritual y estando más sintonizada con las guías energéticas y espirituales, he llegado a comprender que Max era tan real como tú y yo, pero invisible para nuestros ojos filtrados.

A medida que pasaron los años, cuando estábamos en la cama ya listas para dormir, Emma comenzó a decirme que habían ángeles en la habitación a mi lado que me susurraban mensajes que querían que yo entendiera. Al principio pensé que eran locuritas de ella y lo descarté como cosas que dicen los niños. Con el paso del tiempo, comenzó a relatar información que decían los ángeles y los mensajes eran increíbles. Siempre venían en el momento preciso en el que mi alma necesitaba más consuelo.

Emma relató información que no era posible para una niña de su edad saber. Emma demostró una madurez emocional que no es la norma con niños de su edad. Mi hija me dijo cosas sobre lo que percataba acerca de mi relación sentimental en ese tiempo y me llamó la atención sobre cosas que yo no quería ver. Da vergüenza cuando mi hija pequeña veía lo que yo insistía en no ver. Puedes leer sobre esto en mis artículos: Los Susurros de un Angel y Los Rieles de mi Vida.

Emma fue increíblemente acertada que comencé a grabar sus conversaciones conmigo. Estas conversaciones mágicas con mi hija suceden en momentos inesperados. Nuestras conversaciones incluyen lo que significa morir y lo que sucede después. Mi niña me dijo que nunca morimos. Simplemente volvemos al lugar de dónde venimos, el campo de energía infinita al que pertenecemos.

Emma habló sobre el divorcio, la amistad, el amor y cómo uno logra el amor verdadero. Emma contó lo que los ángeles le decían acerca de nuestro planeta y que somos uno con la tierra y que todos estamos vinculados. También dijo que este plano de existencia es solo temporal. Mi hija es espiritual y profundamente perceptiva e intuitiva.

En ese punto, sabía que tenía una niña especial en mis manos. Comencé a investigar sobre los Niños Índigo y me sorprendió descubrir que Emma exhibe casi todas las características de un Niño Índigo. Para aquellos de ustedes que nunca han escuchado el término ‘Niño Índigo’, son niños que poseen una comprensión extraordinaria de la condición humana y tienen una gran capacidad de ver la verdad con claridad. Tienen una empatía más desarrollada y pueden sentir y preocuparse profundamente por los demás.

Los Niños Índigo son almas espirituales, dotadas y viejas que poseen habilidades para comunicarse con guías espirituales y tener visiones.

Un día, estaba en Miami y alguien me dijo que fuera a ver a una mujer cubana que es conocida por sus habilidades de precognición. Siempre me gustaron los médiums espirituales, clarividentes y los psíquicos, pero los veía meramente como entretenimiento, así que me fui esperando otra farsa. En el momento en que entré y me senté ella me dijo:

“Tienes dos hijas. ¿Quién es el más rubia de los dos?”

Me tomó por sorpresa. He visto muchos videntes en mi vida y reconozco los trucos que juegan con nuestras mentes, pero esta fue específica, ella dijo dos hijas y la mayoría de las videntes dirían: “Tienes hijos” Aún más extraño porque tengo cabello oscuro, pero mis dos hijas tienen el pelo claro y Emma era especialmente rubia en ese tiempo. Así que las posibilidades de esta vidente dedujera que mi hija menor tuviese un cabello tan claro al mirarme eran nulos. Respondí,

“La más joven. ¿Por qué?”

“Ella es poderosa. No es mi intención asustarte, pero debes entender que tu hija proviene de una larga lista de brujas. Ella es Bruja de brujas. Ella tiene la capacidad de escuchar y ver más allá del velo y ha venido para ayudarte a cumplir tu destino”

Empecé a sentirme ansiosa y se me secó la garganta por lo que comencé a toser, una señal de que estaba súper nerviosa.

La vidente continuó,

“¿Te has dado cuenta si tu hija habla con personas que no puedes ver? Presta atención a las cosas que dice porque ella también te ha elegido para que tú le ayudes a cultivar y expandir sus habilidades. Si no son cultivadas, ella puede perderlas,” concluyó.

En otra ocasión, hubiera terminado mi sesión mucho antes pensando que todo era un montón de mierda. Pero no esta vez. La vidente me estaba diciendo cosas que ya estaban sucediendo y ella no tenía forma de saber.

Han pasado los años y este hermoso ángel, también conocido como mi hija, continúa evolucionando a un ritmo que excede mis expectativas y sus años.

Emma muestra un enorme respeto por nuestro planeta y nuestra humanidad. Parece que a menudo compartimos un cerebro y un corazón. Emma está tan a tono con mis sentimientos incluso cuando estamos a kilómetros de distancia.  Cuando hablamos por teléfono, ella sabe cuándo estoy triste a pesar de que hago un gran esfuerzo para ocultar mi dolor. No tiene sentido esconderme. Emma está conectada con las profundidades de mi alma.

Una experiencia compartida de conciencia

Hablando de compartir un corazón y un cerebro, lo siguiente es un ejemplo de lo que intento transmitir. Una madrugada me desperté para hacer mi meditación a las 5:30 a.m. Tuve una de las visiones más profundas sobre nuestro planeta y nuestra humanidad. Me dieron el don de ver y sentir todo lo que crea la experiencia humana. Las visiones eran tan poderosas que las lágrimas corrían por mis mejillas.

A las 7:15 am volví a la habitación para despertar a Emma para que se preparara para la escuela. Tan pronto como ella abrió los ojos, me dijo:

“Mami, soñé que estaba adicionando para una obra de teatro.”

A Emma le encanta actuar, así que no es una sorpresa que su visión llegase de una manera que ella pudiera entender y relacionarse. Mi hija continuó,

“En el sueño, estaba molesta porque no conseguí el personaje que quería. En cambio, me dieron el papel del Universo y no suficientes líneas. Me detuviste y me dijiste:

‘Ser el Universo es el papel más importante. El Universo es amor y verdad y es lo que da vida y eso es lo que tú eres. Creo que es el papel perfecto para ti.’

Así que me sentí mejor mami y volví al escenario y dije mis líneas que contaban la historia de cómo se creó el Universo y todo lo que está aquí para que los seres humanos experimentemos.”

No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Cómo era posible que Emma y yo estuviéramos compartiendo la misma experiencia? Se la hora en la que yo estaba teniendo la experiencia pero no puedo saber la hora en que Emma estaba teniendo la de ella.  Pero lo importante es que coincidían.

Cuando le relaté a mi maestra espiritual lo que había sucedido, ella explicó que es común en momentos de meditación elevarse a un plano superior y quizás en ese momento Emma y yo nos elevamos al nivel de una conciencia compartida porque al final eso es lo que realmente somos: una conciencia universal.

No hay duda que Emma es una alma evolucionada y mi susurro de ángeles. Cuando llegué al momento más oscuro de mi vida, fue el amor y el aliento de mi hija lo que me puso en el camino en el que estoy hoy. Ahora sigo una práctica espiritual que me ha dado un propósito en mi vida. Hoy estoy segura del contrato que compartimos la una con la otra.

Comencé a seguir el consejo de Emma de ver con mi corazón. Ahora sé que hay un mundo detrás del velo en el que vivimos y que el amor es la única emoción verdadera y duradera que nos une.

Mi maestra espiritual explicó que Emma me eligió por esta razón precisa. El contrato de mi hija era venir a ayudarme a encontrar mi camino espiritual, y al encontrar el mío, yo también serviría como el faro y el ejemplo de Emma para que ella encuentre el suyo.

Vivo en gratitud porque tuve la suerte de haber sido elegida para ser la madre de una alma tan increíble. A menudo digo que debí haber hecho algo bien en mis vidas anteriores o en esta para haber merecido tal regalo. Después de todo, descubrí que mi miedo de no poder volver a amar era infundado. Mi corazón es más grande y más capaz de amar de lo que esperaba.

Mis temores de no poder amar a otro hijo eran simplemente miedos. Mi corazón continúa demostrando que tengo la capacidad de amar a cada una de mis hijas hasta el infinito.

Este año mi hija cumple 11 años, pero en realidad ella tiene 11 años llegando a los  100. Emma, ​​gracias por mostrarme el camino y por ser ese hermoso recordatorio de que la vida es un viaje digno. Gracias por elegirme mi amor. Gracias por ser mi roca, mi brújula moral, mi fuerza de vida, mi inspiración y mi mejor maestra.

Pretendo hacerte sentir orgullosa de mí y ser un modelo digno para ti y qué mejor manera de hacerlo que asumiendo una responsabilidad personal por mi vida y mi trayecto a mi destino.

Te amo desde lo más profundo de mi alma y si alguna vez vuelvo a este plano de existencia, me gustaría compartir la experiencia contigo siempre. Sé que fuiste tú quien me eligió en el cielo, pero yo te elijo aquí en la tierra, todos los días, cada segundo de mi vida.

Quiero que sepas que eres amada y admirada por tu madre. Haces este viaje aquí en la tierra una experiencia feliz y única, pero increíblemente difícil de poder dejarla algún día.

A menudo me preguntas cuánto tiempo viviré o cuánto tiempo estaré contigo. Aunque no puedo prometerte poder quedarme aquí contigo por el resto de tú vida, te prometo amarte por el resto de la mía.

Si tu propósito fue llegar a impactar este mundo, debes saber que ya has impactado y cambiado el mío en tan poco tiempo.

Me has hecho creyente. No hay dudas ahora en mi mente. Elegimos a las personas importantes en nuestras vidas antes de tiempo para ayudarnos a avanzar, sanar, crecer y evolucionar. Ya has hecho eso por mí y mucho más. Me has dado más amor y felicidad de lo que alguna vez pensé era posible.

 

Mientras escribo esto, hay un profundo sentimiento de gratitud que se apodera de mi alma. Mi corazón está imbuido de fe, amor y una sensación de paz que proviene del conocimiento interno de que fui ELEGIDA POR UN ÁNGEL

¡Siempre amándote, tu mamá!

Feliz cumpleaños mi vida