Existe una expresión poderosa que dice, “Dios aprieta pero no ahorca” lo que significa que cada adversidad, desamor y fracaso conlleva el potencial de darnos un beneficio para ayudarnos a crecer y evolucionar.

He llegado a apreciar cuán cierto es esto en realidad. El Universo siempre está ahí para protegernos. En medio de nuestra desesperación, justo cuando pensamos que ella nos ha abandonado, el Universo nos abraza. Por supuesto, cuando estamos en medio de la tormenta, es imposible ver o incluso contemplar cómo algo devastador puede contener un beneficio igual o mayor para nuestra vida. El dolor a menudo nos puede cegar, evitando que veamos el don que el Universo nos ha proporcionado en la experiencia.

Hace muchos años sufrí una experiencia horrible. Digamos que definitivamente me tiraron en medio de una de las tormentas más oscuras hasta ese punto de mi vida. Fui arrojada al abismo de un océano de dolor donde me estaba ahogando. La enormidad de mi pena y vergüenza me hizo no ver salida. En las vastas aguas no había tierra en mi horizonte. No había forma posible para mí saber la dirección en la cual nadar, si nadar era incluso posible.

Ahora aquí está la parte interesante. Sin que yo lo supiera, el Universo había arreglado que la persona elegida a ser mi traidor también sería la misma persona que me arrojaría una cuerda de salvavidas al abismo. Esta fue una cuerda que atrapé y tiré con todas mis fuerzas. Esa cuerda que me arrojó mi traidor luego se convertiría en la herramienta que me salvó.

Días antes de que ocurriera el evento oscuro, mi pronto traidor mencionó de pasada que en una fiesta la noche anterior escuchó a alguien hablar de una guía  intuitiva y espiritual que trabaja con personas uno a uno. “Creo que esto es algo que realmente disfrutarías, ya que esta en las areas que a ti te gustan,” dijo mientras me entregaba un pedazo de papel con un nombre y un número de teléfono.

Guarde el papel sin saber la magnitud de esa acción divina. Un gesto casual al pasar sin mucho pensamiento de su parte y sin embargo, un plan perfectamente orquestado del Universo.

Esta guía espiritual fue la cuerda-salvavidas que tiré para salir del abismo en el que me dejo. Lo que me parece interesante es la forma en que el Universo orquesto todo de manera perfecta. No me di cuenta entonces, pero ahora lo veo. El Universo, en su infinito amor y sabiduría, envolvió en el quebranto de mi corazón la herramienta para su propia curación.

Hoy, después de que esa puerta se cerro de golpe, una vida mejor y abundante se abrió para mí. Una vida que solo podría haber sido posible después de pasar tiempo en la tormenta.

De mi dolor descubrí mi verdadera pasión por la escritura. Todo esto me llevó a escribir libros sobre la transformación personal y finalmente vivo una vida de la que estoy orgullosa. De hecho, el Universo tenía un plan para mi vida, un plan que exigía, por alguna razón, que se rompiera mi alma lo suficiente como para permitir que mi verdadera luz y destino brillaran a través de mis heridas.

Esa luz me ha llevado a convertirme en una Mentor de Gratitud, donde tengo el honor de ayudar a personas de todo el mundo a transformar sus vidas a través del desarrollo del poderoso hábito de vivir en gratitud.

Ahora veo que los planes del Universo siempre son perfectos. Puede que no lo comprendamos o lo veamos en el momento, pero debemos aprender a confiar en que el Universo nos sacara adelante.

Claramente, no todas las tormentas que enfrentamos en nuestras vidas vienen a destruirnos, algunas vienen a protegernos. Te invito a pensar en un evento traumático en tu vida y ver si puedes hacer la conexión de una solución o un beneficio que fue envuelto en tal evento para que lo descubrieras.

Un técnico de reparaciónes vino a mi casa la semana pasada para arreglar mi horno y noté que estaba caminando con un bastón. Cuando le pregunté qué había pasado, me dijo que había sufrido un derrame cerebral. Luego continuó diciéndome que el derrame cerebral realmente le había salvado la vida. Si no hubiera sufrido el derrame cerebral, no habría ido al hospital donde descubrieron que tenía la enfermedad de Lyme en etapa tres. Sin este evento, su enfermedad de Lyme hubiera permanecido sin tratamiento ya que el nunca había sentido ninguno de los síntomas principales. Los médicos explicaron lo afortunado que fue. Si no hubieran comenzado el tratamiento de inmediato, la enfermedad habría entrado en su sistema nervioso, corazón y posiblemente se habría extendido por todas sus articulaciones.

¿Qué piensas, coincidencia u otro plan divino del Universo?

Como estas historias hay probablemente innumerables de una relación simbiótica entre nuestras tormentas y nuestra salvación. Cual es la tuya?

Confía en que cada tormenta te brinda la oportunidad de un regalo. La próxima vez que te quejes de una enfermedad, considera que tal vez esa enfermedad ha venido para alertarte de algo que requiere atención y por lo tanto, puede salvarte la vida. Tal vez ese accidente que tubistes que destrozó tu automóvil es lo que te protegió, esa traición que sacudió tu base quizás fue necesaria para que aprendieras a crecer y evolucionar, ese trabajo que perdiste fue para empujarte hacia tu destino, esa relación que te rompió el alma es lo que quizás despejó tu camino hacia una vida mejor.

Mantén fe ya que hay fuerzas divinas trabajando para ti que no puedes ver en medio de la tormenta. Tu trabajo es mantenerte abierto a ver como cada adversidad tiene las herramientas para ayudarte a salir victorioso. Creo firmemente que el Universo nunca nos permite sufrir indefinidamente, eso es algo que elegimos por nosotros mismos.

Al igual que con cualquier tormenta, la lluvia, los vientos y los rayos a veces pueden atemorizar, pero las secuelas siempre traen tranquilidad, cielos despejados, mucha perspectiva y si realizas el regalo, incluso puedes tener la suerte de ver su arcoíris.

Con gratitud