Aprendí que posponer las cosas para el momento o la ocasión perfecta es perder tiempo precioso. Cuando somos jóvenes, creemos que tenemos todo el tiempo del mundo. Luego nos damos cuenta de que el tiempo pasa tan rápido que nos arrepentimos de no haberlo aprovechado y de vivir las experiencias cuando tuvimos la oportunidad. No pospongas la vida. Aprovecha el momento. Aprovecha la oportunidad de vivir y experimentar lo que la vida te está regalando en cada instante. No guardes las cosas para la ocasión adecuada. Usa tus vestidos bonitos, ponte tus zapatos especiales.

No demores la gratificación con la esperanza de que algún día sera un mejor día porque a lo mejor ese “algún día” no llegue. Solía ​​recolectar botellas de vino caras y las guardaba durante más de 20 años para que su valor aumentara aún más. Fue una estupidez porque nunca se me pasó por la cabeza venderlos. Sin embargo, no los disfruté. Acumularon polvo en la bodega esperando una ocasión monumental digna de tal deleite. Abrí una por el nacimiento de cada una de mis hijas. Ha pasado más de una década desde que abrí mi última botella de vino especial.

Hoy me doy cuenta de que cada ocasión de estar con la familia es un día monumental. Recientemente tuve la oportunidad de estar con la familia de mi novio celebrando su cumpleaños y me aventuré a abrir una de esas botellas, rezando para que aún supiera a vino y no a vinagre. Siendo la familia filantrópica que son, cuando se dieron cuenta del valor y la rareza de la botella, se sintieron culpables de abrirla. “Es mejor donarla a una organización benéfica para una recaudación de fondos,” dijeron.

Si, la idea era noble, pensé para mí misma. Déjame aclarar esto. He pospuesto y almacenado este vino durante más de 20 años para que otra persona desconocida lo disfrute con su familia. ¿Y nosotros que hacemos? ¿Pedimos una botella barata y corriente para nuestra cena? De dinguna manera iba hacer eso!. Entonces, con gran gusto abrí la botella, todos la firmamos para conmemorar el día especial de mi novio. Afortunadamente, el vino aún tenía un sabor fabuloso.

Mi punto es este —no guardes tus vinos especiales metafóricamente para esa ocasión perfecta. Aprovecha la oportunidad y disfruta de la vida hoy. El día de HOY es todo lo que tienes. Si, es prudente planificar para el futuro, pero no es prudente pasar por alto el momento presente porque toda tu atención está en un día futuro.

¡La peor expresión que usa la gente es ALGUN DÍA!

Cuando miro mi calendario, nunca veo un día llamado ALGUN DÍA. La gente se va a la tumba sin lograr ni experimentar la vida. Estaban tan preocupados por el futuro que se olvidaron de vivir el hoy. Uno nunca sabe lo que le espera minuto a minuto. La vida y el tiempo son muy valiosos y una vez que pasan, no se pueden recuperar. Cada momento que desperdicias posponiendo tus sueños por “algun día” es tiempo que nunca podrás recuperar.

Mi difunto suegro trabajó muchos años duro en su negocio de farmacia. Tuvo éxito y a menudo me habló sobre el valor del trabajo dedicado y la inversión en el futuro. Esas fueron lecciones maravillosas, pero en retrospectiva, el podría haberse tomado más tiempo para disfrutar de los placeres simples de la vida.

A mi suegra le encantaba viajar y aunque viajaban bastante, siempre planeaban un día hacerlo mucho más y por períodos más largos. Mi suegro estaba ansioso por tomarse más tiempo para llevar la vida con más calma y no estar atado al trabajo para poder pasar aún más tiempo con su familia y amigos. Dada a su participación financiera y su papel en el negocio, sospecho que le resultó difícil dejar las operaciones de día a día. Entiendo totalmente siendo dueña de un negocio. ¡Nadie puede hacerlo tan bien como uno mismo!

Conforme que pasaba el tiempo, le decía a su esposa que pronto, después de vender el negocio, viajarían por más tiempo y no tendrían el estrés de estar atados a un horario. Mi suegro siempre trabajó duro y se estresó mucho. Se consumió en las logísticas que a menudo viene con el esfuerzo masivo de vender el negocio de toda una vida mientras miraba hacia el futuro. Cuando se cerró la venta y se hizo posible su jubilación y finalmente pudo disfrutar del fruto de su trabajo, para él, ese día del futuro nunca llegó.

Cuando vendió finalmente su negocio por millones y pudo haber descansado y dejar de lado el estrés de administrar y hacer crecer el negocio, falleció de cáncer de próstata. De ninguna manera estoy diciendo que mi difunto suegro no disfrutó de la vida porque lo hizo y se aseguró de estar presente en todos los eventos importantes de nuestra vida.

Pero debido a su gran responsabilidad, dejó de lado las cosas que podría haber hecho esperando ese momento perfecto para estar libre de menos responsabilidad. Hay muchas lecciones que aprendí de él. Le agradezco que me haya inculcado un gran sentido de responsabilidad y deseo de triunfar. Fue un gran modelo a seguir para eso. Pero también le agradezco por enseñarme a no estresarme tanto y a disfrutar todo lo que puedo hoy y no en el futuro porque no hay garantías de que voy a vivir para ver ese día futuro. Soy consciente de que vivo de tiempo prestado y cada día puede ser revocado.

Cuando todo esto pasaba y mi suegro ya estaba muy enfermo, le pidió a la familia que fuera a Aruba, su lugar favorito para pasar tiempo de calidad. Todos fueron, excepto mi familia y yo. No haber ido al viaje familiar es un arrepentimiento que mi ex-marido lleva consigo. Fue en un tiempo muy ajetreado para nosotros en nuestro negocio y teníamos algunas conferencias a las que asistir. Mi ex-marido se negó, pero le dijo a su padre que más adelante en el año podríamos planear un viaje a Disney, solo nosotros, para que él pudiera pasar tiempo de calidad con nuestra hija, Victoria, a quien el adoraba.

Nunca llegamos a hacer ese viaje a Disney. Mi ex-marido hasta el día de hoy dice: “Ni siquiera recuerdo qué era tan urgente o importante. No sé qué reuniones podría haber tenido o actividades que fueron tan importantes como para perder la oportunidad de pasar tiempo con mi padre antes de que muriera.” Posponer las cosas para un día posterior le robó a mi ex-marido la posibilidad de crear recuerdos con su padre y le robó a mi suegro tiempo precioso con su nieta. Estoy segura de que si pudiéramos retroceder el tiempo, habríamos tomado una decisión muy diferente. ¡Quizás todavía tu puedas!

Muchos esperan a apoderarse de la vida por sus años dorados. Esperan jubilarse para finalmente disfrutar de la vida al máximo. Pero nunca se sabe lo que depara el futuro. Por un lado, los años dorados no son lo que uno espera. Me parece tan irónico que cuando estamos en nuestros 30 y 40 años trabajando hacia ese día futuro, pensamos en nuestros años dorados con gran anticipación. Sin embargo, cuando llegan, muchos se dan cuenta de que no son lo que esperaban. Para muchos, esos sueños no salen como lo planearon.

La gente espera demasiado para realmente disfrutar de la vida y luego vienen las enfermedades, la resistencia física se reduce y se dan cuenta que es demasiado tarde para escalar esa montaña, demasiado tarde para tomar el crucero mundial o bucear con tortugas marinas y mucho más. La mejor manera de vivir es asumir que hoy podría ser tu último día y entonces, si supieras que todo lo que tienes es hoy, ¿cómo lo vivirías? ¿Cómo lo emplearías? ¿Qué harías? ¿Qué les dirías a tus seres queridos?

Mi consejo es que consideres que tus años dorados son ahora. Cada día que despiertas es un día dorado. Cada año de vida es un año dorado y debes vivirlo como tal. Haz todo lo que puedas para hacer tiempo para disfrutar de la vida. Cuando la gente está en su lecho de muerte, nadie habla de su arrepentimiento por no haber trabajado más. No. Se arrepienten de no haber tomado más tiempo para oler las rosas, de pasar más tiempo con la familia. Se arrepienten de haberse estresado tanto por cosas que realmente no importaban.

Tóma tiempo para disfrutar de la vida mientras trabajas para construir un futuro, pero nunca a la expensa de hoy.

Por eso me encanta el dicho de Dolly Parton: “No te preocupes por trabajar tanto para ganarte la vida que te olvides de hacer una vida.”

Cuando tenía entre 30 y 40 años trabajaba a veces dieciséis horas al día construyendo mi negocio. Salía de casa cuando todavía estaba oscuro de padrugada y volvía a casa cuando ya también estaba oscuro. Esta fue nuestra vida para mi ex-esposo y yo por durante 13 años. Los días eran largos y las noches para él aún más. Perdimos amigos en el proceso que no podían entender por qué no podíamos reunirnos con ellos, o por qué a menudo llegábamos tarde a las citas y fiestas debido a las altas demandas de dirigir una empresa de servicios de alta tecnología que funcionaba las 24 horas del día, 7 días a la semana, los 365 días del año. No disfrutábamos de la vida porque el trabajo se había convertido en  nuestra vida. A menudo nos quejábamos de que mi suegro llegaba tarde a casa para cenar y cuando empezamos nuestro negocio, llegábamos a casa incluso más tarde que él.

Hoy lo hubiera hecho de otra manera. Hubiera contratado más ayuda o hubiera confiado más y me hubiera tomado mas tiempo para disfrutar de la vida. Aprendí una valiosa lección de las personas exitosas de nuestra familia. Hoy sigo trabajando duro y vivo mi pasión porque amo lo que hago. Pero tan pronto como mis hijas entran por la puerta, mi jornada laboral termina y no importa lo que quede sin hacer. Ellas se convierten en mi foco y mi lugar feliz. Con mi pareja, me aseguro de que pasemos tiempo, tiempo de calidad, juntos y dedicamos tiempo a viajar y ver el mundo. Es fácil caer en la trampa del trabajo, especialmente para dos personas que aman lo que hacen, ya que para nosotros no se siente como trabajo. No obstante, soy disciplinada sobre nuestro tiempo juntos para conectar.

Por lo tanto, no pospongas las cosas que puedes hacer hoy por algun día. Con suerte, tendrás todo el tiempo del mundo y salud para disfrutar durante muchos años más. Por lo tanto, no te arrepientas, ¡vive el día de hoy y disfrute de tu cada bocado!

Leccion:

Vivímos con tiempo prestado. Abraza cada día como tu propio tesoro y nunca dejes de hacer y disfrutar de lo que puedas hoy por un día que tal vez nunca llegue.

Con gratitud Waleuska Lazo

El blog es de una lección de mi próximo libro, Emfrentando La Tormenta.