Todo lo que te está pasando en este momento, bueno o malo, está sucediendo con un propósito. Puede que no lo veas. Es difícil apreciar ese propósito cuando estás atrapado en medio de una tormenta.

Pero cada adversidad tiene la semilla de una mayor oportunidad. La vida a menudo esconde las mejores herramientas para el crecimiento personal dentro de nuestras experiencias más dolorosas. Depende de nosotros descubrirlas. Como dice el rabino Steve Leder: “Depende de nosotros no salir del infierno con las manos vacías”.

Así que, la próxima vez que te enfrentes a una situación difícil, ten fe en que esto, por difícil que parezca en el momento, pasará y dará un fruto a cambio. Cuando estés en medio de tu dolor, ríndete y acepta tu realidad. En ese momento de rendición, mostramos nuestra fe.

Acepta que, por la razón que sea, fuiste elegido para pasar por esta experiencia y si la vida te ha sometido a pasar por esto, la vida verá también que lo sobrepases. Tener esta perspectiva te dará un nivel de fuerza que necesitas para superar cualquier cosa.

Desde el momento en que te encuentres con una situación difícil, di: “Aquí es exactamente donde se supone que debo estar y ME RINDO a la gracia y la guía del Universo para que me acompañe a travesar por ella.”

Encuentra gratitud por haber sido elegido porque eres lo suficientemente fuerte para superarlo. Entiende que tu experiencia es divina y ten fe.

Cuando practicas tu entrega a la vida, llegas a un punto en el que tu músculo de fe se vuelve más fuerte y comienzas a confiar en la vida, a confiar en lo divino, a confiar en ti mismo y en el poder que Dios te ha dado para enfrentar la adversidad con gratitud y aceptación.

Si estás pasando por una angustia, eso es lo que debías pasar. Si estás pasando por una enfermedad, eso es lo que se supone que debes estar sufriendo. Si has perdido tu trabajo, eso es lo que se supone que debes soportar. Todas estas cosas, tan terribles y dolorosas como se sienten en este momento, son una prueba. Preocuparse, sufrir, llorar y deprimirse NO cambiará el resultado porque esta circunstancia es lo que debes vivir y sobrepasar.

Lo que es para ti, te encontrará. Lo que es tuyo nunca se va. Lo real no se puede amenazar. ¡Acepta lo que es! Agradece que esos eventos estén aquí para mostrarte que necesitas cambiar tu camino. La vida ofrece muchas puertas, pero para que se abran mejores, no debes resistirte a lo que la vida te presenta en el aquí y ahora.

Todo lo que estás viviendo en este momento está predeterminado para conducirte hacia tu destino. Los eventos dolorosos a menudo preparan a la gente ordinaria para destinos extraordinarios.

Quizás lo que estás atravesando en este momento es tu llamado a la evolución personal. Este dolor en el que te encuentras contiene la semilla de tu mayor potencial. No la desperdicies.

Ríndete y di: “Adelante. No puedes derrotarme.” Piensa siempre que lo que está ocurriendo tenía que suceder, de lo contrario, no tendrías la oportunidad de crecer espiritualmente. Rendirse es aceptar que no puedes cambiar el curso de la vida y, por lo tanto, es mejor aprender a fluir con ella.

Cuando hagas eso, tendrás una paz y una resistencia que no puedes imaginar. No nadarás contra la corriente. Ríndete al flujo natural de la vida y deja de luchar contra las cosas tal y como son.

Aceptar lo que está sucediendo significa aceptar la realidad. ¡CRÉEME! Hay libertad cuando aceptas la realidad en lugar de ser lo suficientemente terco y arrogante como para pensar que puedes controlar la pelea, para hacer que la vida se ajuste a tu ego porque el ego siempre ve las cosas de manera diferente y eso te mantendrá en un estado de estrés y en guerra con la vida el 100 por ciento del tiempo.

Entonces, en lugar de preguntar “¿Por qué yo?” pregunta, “¿Por qué no yo?” “¿Quién más podría ser tan resistente para superar esto?”

Nuestro sufrimiento proviene de nuestro apego a la creencia de que la vida debería ser diferente de lo que es. Entonces, imagina la paz que llega cuando finalmente aceptamos lo que es. Cuando te entregas y aceptas, reconcilias el sufrimiento.

Haz las paces con la realidad y comienza a vivir tu vida desde un lugar de fe y entrega. Cree que no importa lo que se te presente, puedes manejarlo y sobrellevarlo. Recuerda que todas las cosas tienen una forma de resolverse al final.

Acepta lo que es y disfruta el fluir de la vida.

Con gratitud,